El mayor error que cometí al escribir (y cómo lo corregí)
El proceso de escritura es como cualquier otro camino: lleno de aprendizaje, obstáculos y satisfacciones. Muchas veces, una idea fabulosa invade tu mente, digna de una novela de seiscientas páginas o de una saga. Entonces, tomas un papel o te sientas frente a la computadora y empiezas a escribir todo lo que pasa por tu cabeza. Páginas y páginas fluyen de un tirón, directo de tu mente al papel, hasta que llega el momento del cansancio… o el fin del chispazo. Te quedas satisfecho con tus diez páginas increíbles y te dices: “Luego las completo. Después de terminar mis deberes, de hacer ejercicio o de lo que sea.”
Pero cuando regresas, te topas con el final de esas diez páginas. Escribes una primera palabra y la borras. Escribes un párrafo que desentona o que simplemente no va. “¿Qué hago?”, te preguntas. “¡Cómo es posible! Me estaba yendo tan bien. Mi cerebro no me está obedeciendo.”
Eso es justo lo que me pasaba. Cuando me inspiraba, era capaz de escribir diez o más páginas de un tirón, pero después podía pasar meses sin continuar ni una sola oración. Los personajes seguían ahí, la escena también, pero ¿qué más seguía? En aquel momento de gloria, lo tenía tan claro… pero ahora, no encontraba la respuesta. Estaba escondida en algún rincón de mi subconsciente. Mi mente era mi enemiga. ¿O no?
He escuchado a varios autores noveles o talleristas repetir: “Tú solo escribe. Lo que sea que salga de ti ahora. Como una lluvia de ideas. Aunque no tenga sentido.” Ahora entiendo que esto en realidad está incompleto. Tal vez buscan agilidad, que te familiarices con las palabras y las oraciones, pero olvidan lo más importante: el fin de la escritura es plasmar tu arte en palabras.
Si escribes por escribir, estás dejando que las palabras te guíen, en lugar de ser tú quien las dirija. Y aquí es donde descubrí la solución.
Mi técnica de los “qués y por qués”
Con el próximo cuento que escribas, cuando tengas inspiración, en lugar de dejarte llevar, pregúntate: ¿De qué tema está hablando mi obra? Por ejemplo: “Está hablando del amor fraternal.” Luego, sigue cuestionándote:
- ¿Por qué es importante esta escena que imaginé? “Porque muestra una pelea importante entre los dos hermanos.”
- ¿Qué está causando el conflicto? “No lo he pensado... Se me ocurre que a un hermano le va súper bien en todo y al otro todo le cuesta, y este lo odia.”
- ¿Por qué? “Porque el segundo hermano no se esfuerza lo suficiente.”
- ¿Cómo resolver el conflicto, tomando en cuenta el tema de la obra? “Ambos se quedan varados por un naufragio y son forzados a convivir durante meses. Ahí el segundo hermano aprende del primero que sus ideas eran equivocadas.”
Después, lo puedes plasmar en un esquema:
Amor fraternal └── Escena clave: Pelea entre hermanos ├── Causa: Inseguridades del segundo hermano ├── Desarrollo: Naufragio → Convivencia forzada └── Resolución: Empatía y aprendizaje mutuo
De esta manera, tu mente se pone a trabajar para dominar el relato. Estás diseñando el camino antes de recorrerlo, asegurándote de que cada palabra tenga un propósito.
Hoy por hoy, si bien sigo teniendo esos momentos de creatividad, ya no dejo que las palabras me guíen.
¿Qué técnicas usas tú para superar el bloqueo?
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